La eficiencia de las clases virtuales ha sido comprobado por la utilización de esta modalidad en los años 2020 y 2021 en la situación de pandemia por salud y seguridad mundial que impuso el COVID-19, actualmente el riesgo del virus ha pasado dejándonos con dudas sobre su origen y la posibilidad de que otra pandemia pueda atacar a la humanidad nuevamente, de igual manera adquirimos conocimientos varios de nuevas modalidades ya que durante el periodo de pandemia la sociedad tuvo que adaptarse.
Las clases virtuales fortalecieron el ambito academico, brindaron la oportunidad de estudio a millones de personas tanto nacional como internacionalmente, actualmente la modalidad de clases virtuales sigue en practica por universidades, colegios y academias. En cualquier conocimiento y practica es aplicable la modalidad virtual a excepcion de ciertos deportes o ciencias. Si ponemos en una balanza lo positivo y lo negativo de las clases virtuales, sin duda veremos la inclinación hacia lo positivo ya que ademas de lo antes comentado, esta modalidad de tutoría y enseñanza permitió nuevas plazas de empleo, nuevas oportunidades y se mantiene como fundamental en aspectos estudiantiles de la sociedad.
Dada la situación actual del Ecuador no sería descabellada la idea de implementar la modalidad virtual en ciertas provincias como; Manabí, Guayas y Santa Elena, donde es evidente el aumento en delitos y crímenes, en el caso de Manabí ya ha habido ciertas unidades educativas que han recurrido a la modalidad virtual por eventos trágicos como el secuestro de una alumna meses atrás.
Las clases virtuales, si bien ofrecen numerosas ventajas como la flexibilidad de horarios y la posibilidad de acceder a la educación desde cualquier lugar, también conllevan ciertos riesgos. Uno de los principales riesgos es la falta de interacción y participación activa por parte de los estudiantes. En una clase presencial, los alumnos tienen la oportunidad de interactuar con el profesor y sus compañeros, hacer preguntas y participar en debates. Sin embargo, en las clases virtuales, muchos estudiantes pueden sentirse más inhibidos para participar, lo que puede impactar negativamente en su aprendizaje y desarrollo social.
Otro riesgo de las clases virtuales es la falta de supervisión y control por parte de los docentes. Al no estar físicamente presentes en el aula, los profesores pueden tener dificultades para detectar posibles problemas de disciplina, como el uso inapropiado de dispositivos electrónicos durante la clase o el acceso a sitios web no autorizados. Además, la falta de monitoreo puede facilitar la copia y plagio de trabajos, lo que perjudica la integridad académica de los estudiantes.
El tiempo eficiente para tener clases virtuales en el desarrollo de los jóvenes puede variar dependiendo de varios factores. En primer lugar, es importante considerar la edad y nivel de atención de los estudiantes. Los jóvenes más pequeños pueden requerir sesiones más cortas, de aproximadamente 30 a 45 minutos, ya que su capacidad de concentración es menor. Por otro lado, los adolescentes pueden manejar sesiones de una hora o más, siempre y cuando se les brinde variedad y participación activa en el aprendizaje.
Conociendo estos riesgos quedaría en la voluntad del ministerio de educación y unidades educativas privadas, evaluar la importancia de los mismos y de la educación ya que padres de familia temen actualmente de la seguridad de los menores en el país.
A continuación se plantean beneficios para unidades educativas publicas o privadas, desde económicas hasta profesionales, ya que la modalidad virtual ofrece una serie de beneficios empresariales altamente atractivos. En primer lugar, esta forma de trabajo permite una mayor flexibilidad en cuanto a la ubicación de los profesores o tutores, esto significa que las empresas pueden disponer de los profesores de cualquier parte del mundo sin tener que preocuparse por los costos asociados con el traslado y la movilidad, esto de igual manera beneficia a los profesionales en su economía y seguridad estando en ambientes de comodidad, además, al no requerir un espacio físico de oficina, las empresas pueden ahorrar significativamente en alquileres y otros gastos operativos, como lo son los servicios básicos de agua, electricidad y gas.
Otro beneficio importante es la posibilidad de reducir los costos de infraestructura tecnológica. En lugar de tener que invertir en equipos y servidores costosos, las unidades educativas que adoptan la modalidad virtual pueden utilizar plataformas en línea y servicios de almacenamiento en la nube, lo que les permite ahorrar dinero y aprovechar tecnologías más avanzadas. Asimismo, se abren nuevos empleos para profesionales con conocimiento tecnológico para habilitar la modalidad virtual. Esta modalidad también disminuiría el mantenimiento en las instalaciones educativas reduciendo costos de y material de limpieza.